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RUZI: Una Fusión de Arte, ÉXITO y Bienestar SOCIAL.

Actualizado: 22 jul

 Entrevista a Isabel Ruiz de Velasco, Artista plástica.
 Entrevista a Isabel Ruiz de Velasco, Artista plástica.

















Con una destacada y prolífica trayectoria, Isabel Ruiz de Velasco se ha consolidado como una de las figuras más influyentes del arte contemporáneo mexicano. Su obra ha trascendido fronteras y disciplinas, representando a México en importantes escenarios internacionales.  


Escaparate Arts Magazine conversa con una artista que no solo pinta: transforma, conecta e inspira.





EAM: Ruzi, tienes una trayectoria de más de 30 años en el arte visual. ¿Cómo ha evolucionado tu lenguaje artístico desde tus primeras obras hasta hoy?


Ruzi: Mi lenguaje artístico ha evolucionado de forma profunda y orgánica durante más de 30 años de trayectoria. Al inicio, exploraba técnicas y emociones; con el tiempo, desarrollé un estilo propio, reconocible por su originalidad, técnica y composición.  Lo que más ha cambiado es la intención: mi obra ha pasado de ser una búsqueda personal a convertirse en un mensaje claro sobre la diversidad humana, la paz y el uso consciente de la tecnología. Esta transformación ha sido natural, fruto de mi crecimiento artístico y espiritual. Hoy trabajo con grandes formatos, materiales mixtos y una paleta intencional, como en mi serie La Nueva Civilización. Ya no pinto solo por la forma, sino para generar reflexión y conexión real. Esa conciencia es, sin duda, la mayor evolución en mi arte.


EAM: Has trabajado como pintora, muralista, restauradora y productora en animación. ¿Cómo logras equilibrar y conectar tantas disciplinas dentro de tu práctica artística?


Ruzi: Equilibrar tantas disciplinas ha sido un camino de entrega, disciplina y pasión. Como mujer, madre y esposa, he aprendido a organizar mi tiempo con compromiso, mientras sostengo una trayectoria de más de 30 años como pintora, muralista, restauradora y productora en animación.

Cada área me ha enriquecido: la restauración me dio precisión y respeto por la historia; el muralismo, conciencia colectiva y simbólica; la animación, narrativa visual y trabajo en equipo —colaborar con Pixar y Disney fue una gran experiencia—; y la pintura, mi núcleo, consolidó mi técnica y estilo personal.

Hoy, todo se integra en una sola práctica artística. No son caminos aislados, sino capas que construyen una visión sólida y profunda.


EAM: Más de 200 exposiciones colectivas y 20 individuales en museos de gran prestigio. ¿Hay alguna que haya marcado un antes y un después en tu carrera? 


Ruzi: Sí definitivamente mi exposición individual en el Museo de la Mujer, inaugurada en el marco del día internacional de la Mujer, en donde asistieron durante un mes 1742 personas. Presenté  88 piezas de mi Colección La Nueva Civilización. 


EAM: Has recibido más de 150 reconocimientos, entre ellos un Doctorado Honoris Causa por la UNAM. ¿Qué significa para ti este tipo de distinciones en tu vida personal y profesional? 


Ruzi: Ha sido un honor muy significativo. No trabajo para recibir premios, sino para dejar huella a través del arte. Estos reconocimientos confirman que el camino recorrido, con luces y sombras, ha valido la pena.  A nivel personal, los comparto con mi familia y con quienes han creído en mí. Me recuerdan que la autenticidad y la perseverancia trascienden. En lo profesional, me comprometen aún más con la calidad y el mensaje de mi obra: respeto a la diversidad, comunicación auténtica y el arte como herramienta de transformación. El Doctorado Honoris Causa en la UNAM fue especialmente emotivo, un reconocimiento no solo a mi trabajo, sino a mi voz como mujer, mexicana y creadora. Me impulsa a seguir aportando desde la belleza, la verdad y el deseo de un mundo más humano.


EAM: Actualmente presentas tu colección La Nueva Civilización en el Museo de la Mujer. ¿Qué mensaje busca transmitir esta nueva etapa de tu obra?


Ruzi: La Nueva Civilización es una colección que imagina un futuro más humano y consciente, donde la tecnología, la paz, la diversidad y la vida coexisten en armonía. A través de figuras simbólicas, animales y plantas, propongo una visión de esperanza y equilibrio. Esta etapa de mi obra refleja una evolución hacia un lenguaje más limpio y profundo. 


EAM: Representaste a México en países tan diversos como Lituania, India y los Países Árabes. ¿Cómo percibes la recepción del arte mexicano en contextos culturales tan distintos?


Ruzi: He comprobado que el arte mexicano despierta una conexión emocional muy fuerte, incluso más allá de las diferencias culturales o lingüísticas. Nuestra fuerza simbólica, nuestros colores y raíces tocan fibras universales. Cuando presento mi obra en el extranjero, siento que llevo conmigo una historia viva de identidad y transformación. Como mujer mexicana con un estilo propio, la recepción ha sido aún más significativa. Mi obra no es folclórica, pero sí profundamente expresiva de lo mexicano: la tierra, lo humano, la lucha y la esperanza. Y eso se valora en todo el mundo. Estos encuentros interculturales también me han hecho más consciente del poder del arte como puente: como espacio de diálogo, de entendimiento y de paz.


EAM: Eres una artista profundamente comprometida con causas sociales, educativas y ecológicas. ¿Qué papel juega el arte en la transformación social, desde tu perspectiva?


Ruzi: Para mí, el arte no es solo una forma de expresión, es una herramienta poderosa de transformación social. Desde que empecé mi carrera, he estado convencida de que el arte tiene el potencial de abrir conciencias, de generar preguntas incómodas, de inspirar caminos nuevos. No es solo estética: es mensaje, es postura, es acción. Mi compromiso con causas sociales, educativas y ecológicas nace de una necesidad profunda de aportar algo que trascienda lo visual. A lo largo de mi trayectoria, he trabajado con comunidades, con jóvenes, con mujeres, y he sido testigo de cómo una obra puede sanar, despertar dignidad, generar identidad, y dar voz a quienes no la tienen. 


EAM: Fuiste nombrada Embajadora del Águila Real y has trabajado en la protección de especies en peligro. ¿Qué te llevó a involucrarte en estas causas ambientales?


Ruzi: Ser nombrada Embajadora del Águila Real fue un honor profundo, porque va más allá de un símbolo nacional: representa lo sagrado, lo ancestral y lo vivo. Desde hace años, siento una fuerte conexión con la naturaleza y una responsabilidad de actuar frente a su deterioro.  El arte me ha abierto los ojos al valor de la vida y me dio una voz para despertar conciencia. Mi involucramiento ambiental nace del amor y la urgencia: al ver el riesgo que enfrentan especies como el Águila Real, entendí que debía usar mi plataforma para provocar reflexión y acción.  El Águila Real, con su fuerza y simbolismo, nos recuerda lo que podemos ser si volvemos a conectar con lo esencial. Protegerla es también proteger nuestra humanidad.


EAM: Tu obra apareció en la serie Made in México de Netflix y has colaborado con grandes marcas como Kellogg, Bimbo y Procter & Gamble. ¿Qué retos y satisfacciones encuentras al vincular el arte con la industria?


Ruzi: Uno de los mayores retos ha sido conservar la integridad de mi lenguaje artístico sin ceder al interés comercial. Para mí, es clave que cada colaboración respete mi estilo y visión. No se trata de adaptar el arte a una marca, sino de crear un puente donde ambas partes se enriquezcan con autenticidad. La gran satisfacción está en ver cómo el arte puede vivir más allá de los espacios tradicionales como museos o galerías. Que aparezca en una serie internacional o en productos de uso cotidiano permite que el mensaje llegue más lejos, que toque a personas que tal vez nunca habían tenido contacto con el arte contemporáneo.


EAM: Has trabajado con la ONU, la NASA, la UNESCO y participado en campañas globales. ¿Qué experiencias te han dejado estas colaboraciones internacionales?


Ruzi: Ha sido profundamente enriquecedor. Estas experiencias me han permitido vincular el arte con la ciencia, la educación y los derechos humanos, demostrando que el arte es un lenguaje universal capaz de generar conciencia y conectar culturas. Con la ONU he participado en campañas por la paz y el desarrollo sostenible; con la NASA, en proyectos que traducen el asombro del cosmos en imágenes inspiradoras; y con la UNESCO, en iniciativas que promueven la diversidad cultural y el acceso al arte. 


La obra de Ruzi es un testimonio de sensibilidad, fuerza y compromiso. Su capacidad para tender puentes entre el arte y la acción social la ha posicionado como una voz relevante y necesaria en el panorama cultural actual. En un mundo que exige empatía y transformación, artistas como Isabel Ruiz de Velasco nos recuerdan que el arte no es solo expresión: también es herramienta, memoria y esperanza. Desde su colección La Nueva Civilización hasta su labor como embajadora de causas globales, Ruzi continúa construyendo un legado que va más allá del lienzo.



 The New  CIvilization  / Copyright Isabel Ruiz de Velasco
The New  CIvilization  / Copyright Isabel Ruiz de Velasco


"El arte es mi voz visual, con la que colaboro en causas sociales y en la protección de especies en peligro de extinción."

Isabel Ruiz de Velasco


 

Geometría del alma colectiva


En su más reciente serie titulada "La Nueva Civilización", la artista mexicana Isabel Ruiz de Velasco nos presenta una propuesta visual profundamente original, que se posiciona como un testimonio plástico de los tiempos contemporáneos. A través de figuras estilizadas, rostros ausentes y una composición dominada por patrones geométricos cálidos y contrastantes, Ruiz de Velasco reinterpreta el concepto de civilización desde una óptica simbólica, introspectiva y universal.


La obra de Ruiz de Velasco se distingue por su lenguaje visual único, donde lo humano se diluye en lo abstracto sin perder su esencia espiritual. Las siluetas que pueblan sus composiciones no representan individuos, sino entidades colectivas que encarnan una identidad plural, atemporal. En lugar de centrarse en el retrato tradicional o en narrativas lineales, la artista propone una nueva iconografía: seres sin rostro, vestidos con texturas que evocan cultura, historia y transformación.

Este enfoque resulta sumamente original, pues nos aleja de la representación literal y nos lleva a un plano más simbólico, donde cada figura puede ser cualquiera —o todos— a la vez.


Visualmente, la serie impacta por su refinada ejecución técnica. Isabel Ruiz de Velasco domina la combinación de acrílicos con patrones visuales que parecen tallados en madera o tejidos antiguos. La paleta cromática, basada en negros intensos, ocres dorados y blancos luminosos, otorga a cada obra una atmósfera de profundidad y serenidad.

Su capacidad para integrar lo geométrico con lo orgánico revela un trabajo minucioso, donde cada forma parece fluir dentro de una danza silenciosa. Las texturas evocan tanto lo artesanal como lo digital, estableciendo un puente entre el pasado y el futuro.


“La Nueva Civilización” no es solo un conjunto de obras, sino una reflexión crítica y esperanzadora sobre el destino colectivo. En un mundo marcado por el individualismo y la fragmentación, la artista propone una nueva visión: una sociedad conectada, diversa y espiritualmente unida. La ausencia de rostros no es una omisión, sino una invitación a mirarnos más allá de las apariencias, hacia una humanidad más esencial.

La obra sugiere también la idea de renacimiento: una civilización que, desde la abstracción, vuelve a fundarse con valores nuevos, donde lo sagrado no está en la figura, sino en el vínculo.


El espectador se enfrenta a un lenguaje visual hipnótico. Las figuras parecen surgir del lienzo como presencias silenciosas que, sin decir palabra, lo dicen todo. Hay una tensión contenida entre lo estático y lo dinámico que genera una experiencia envolvente, casi ritual.

Ruiz de Velasco logra lo que pocos artistas contemporáneos alcanzan: crear imágenes que se graban en la memoria emocional. Su obra no solo se contempla, se siente.


Con "La Nueva Civilización", Isabel Ruiz de Velasco nos invita a imaginar un mundo nuevo desde el arte, la forma y el espíritu colectivo. Su trabajo es, sin duda, una contribución valiosa a la escena del arte contemporáneo latinoamericano, y un llamado urgente a reconectar con lo esencial.

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