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Gabriel Domínguez: Talento joven que transforma emociones en música.

Entrevista a Gabriel Domínguez, estudiante del INBA.
Entrevista a Gabriel Domínguez, estudiante del INBA.

@DOMINGUEZ_GABRIELALEJANDRO










A su corta edad, Gabriel Domínguez Álvarez ya se perfila como una de las jóvenes promesas más sensibles y talentosas de la escena musical contemporánea. Pianista y compositor formado en el Centro Nacional de las Artes, ha sorprendido por su madurez artística, profundidad expresiva yuna técnica que denota años de disciplina y pasión.


Bisnieto del afamado compositor Alberto Domínguez, cuyas joyas internacionales “Perfidia y Fresnesí” trascendieron fronteras. Gabriel es heredero de un legado musical que ha marcado la historia de la música mexicana y del mundo.






¿A qué edad descubriste tu interés por la música y cómo fue ese primer acercamiento al piano?


Gabriel: Desde que nací, la música estuvo presente en mi vida. Uno de mis primeros recuerdos —aunque me lo han contado también— es el de mi abuelo paterno acercándose a mi cuna con su violín para tocar melodías compuestas por mi bisabuelo, Alberto Domínguez. Aquellos sonidos fueron, sin duda, mi primer contacto con la música. Ya en mi infancia, aproximadamente a los 6 años, la fascinación por el piano nació al escuchar a mi tío materno tocar en reuniones familiares. Recuerdo quedar profundamente cautivado la primera vez que oí la pieza Corazón de Niño, de Raúl Di Blasio. Esa fue la chispa.


Durante la secundaria, sin haber recibido aún formación musical académica, me dejé llevar por la curiosidad y el instinto. Me senté al piano y traté de sacar esa misma pieza que me había marcado tanto. Fue un momento mágico. Al lograr tocarla por mí mismo, sentí una mezcla de emoción y logro tan fuerte que literalmente salté de alegría. Esa experiencia fue decisiva: desde entonces, supe que el piano y la música serían una parte esencial de mi vida. Ahí nació una pasión profunda que me acompaña hasta hoy.


¿Quiénes han sido tus principales influencias musicales y cómo han impactado tu estilo como compositor?


Gabriel: Mis primeras influencias vinieron de mi familia. Mí tío materno que amaba el piano me enseñó mis primeras notas y me inspiró con piezas que me enchinaban la piel y sacaban lágrimas de mis ojos. También han sido fundamentales mi abuelo y bisabuelo, Alberto y Marcos Domínguez, cuya trayectoria me llena de orgullo y representa un legado que me motiva a superarme.


Aunque ellos marcaron mi camino, mi estilo como compositor nace de lo que siento. Mi objetivo siempre ha sido crear música que toque el alma, conmueva, acompañe, y dé fuerza a quienes, como yo, encuentran en la música su refugio y motor.


¿Cómo describirías tu proceso creativo a la hora de componer una pieza?


Gabriel: Mi proceso creativo tiene tres etapas. Todo comienza con una emoción detonante: tristeza, amor, melancolía… algo que necesito expresar. Luego, le doy forma: pienso en la instrumentación, la intención y hago pequeños bocetos que sirvan como base. Finalmente, me siento al piano, abro el corazón y dejo fluir. Mis manos traducen lo que siento en música, como si escribiera una carta sin palabras. Sé que voy por buen camino si logro erizarme la piel o emocionarme más de lo que imaginé al comenzar.


¿Qué emociones o temas sueles explorar en tus composiciones?


Gabriel: Soy una persona muy sensible y romántica, por eso mis composiciones suelen explorar el amor, el desamor, la melancolía, la dulzura y la pasión, siempre desde un enfoque instrumental y emotivo.


.¿Hay alguna obra propia que consideres especialmente significativa en tu trayectoria hasta ahora? ¿Por qué?


Gabriel: Hay tres piezas que para mí son muy importantes:

La primera es “The Last Breath”, mi primera composición, que me permitió entrar al INBA y descubrir que podía transmitir emociones a través de la música. Nació durante el encierro durante la pandemia Covid-19.


La segunda es “Mi Pequeña Bailarina”, dedicada a mi novia. Es una pieza romántica y técnica en la que puse todo mi corazón para expresar amor y dulzura de la forma más perfecta posible.


La tercera es “TikTak Contra Reloj”, dedicada a mi mamá. Esta composición frenética refleja su constante lucha contra el tiempo y la presión diaria, pero también busca transmitir la paz y dulzura que necesitamos en la vida. Es un homenaje a su esfuerzo y dedicación, algo que valoro profundamente.


¿Qué significa para ti formar parte del Centro Nacional de las Artes y cómo ha influido en tu formación musical?


Gabriel: Es un honor y una gran oportunidad. Me ha ayudado a entender profundamente la relevancia de la música en la vida, y a seguir aprendiendo este hermoso lenguaje que nos permite expresar emociones a través de las notas, cuando las palabras no son suficientes.


Has sido reconocido por tu sensibilidad, técnica y madurez musical a una edad muy temprana. ¿Cómo vives esta experiencia y qué retos implica?


Gabriel: Para mí, mejorar y superarme constantemente es la mejor manera de medir mi progreso. Me llena de felicidad saber que mi música llega al corazón de las personas. Mi reto y compromiso es seguir creciendo para tocar aún más vidas y dejar una huella mágica que haga recordar mi obra.


Como nieto del violinista Marcos Domínguez e integrante de una familia con un legado musical tan importante como el de Alberto Domínguez, ¿cómo vives esa herencia artística? ¿De qué forma influye en tu identidad como músico y compositor?


Gabriel: Para mí, este legado es un orgullo y una meta a superar. Ser nieto y bisnieto de músicos tan talentosos me inspira a crear mi propio estilo con claridad y pasión, siempre con el deseo de honrar y superar esa valiosa marca familiar. Mis raíces musicales me conectan profundamente con una historia rica y significativa que me guía y motiva.


¿Qué sueños o proyectos te gustaría realizar en los próximos años como compositor e intérprete?


Me gustaría lanzar álbumes con mi propia música y darme a conocer internacionalmente. También sueño con trabajar en la musicalización de cortometrajes, danza, cine y otros proyectos audiovisuales. Mi mayor deseo es llegar al corazón de las personas a través de mis composiciones y transmitir emociones que las acompañen siempre.



Gabriel Domínguez cursa la Licenciatura en Piano y Composición en el Centro Nacional de las Artes.
Gabriel Domínguez cursa la Licenciatura en Piano y Composición en el Centro Nacional de las Artes.

"Si eres artista, pinta hasta que tus obras hablen por ti. Si eres músico, toca hasta que tu música te conmueva hasta las lágrimas. Deja que tu pasión sea la motivación y la energía que te impulsen a lograr lo imposible."

-Gabriel Domínguez




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